Resort fees: decisiones clave para hoteleros en un nuevo entorno regulatorio

Resort Fees
24 Octubre 2025

Durante años, los resort fees - también conocidos como “tarifas por servicios” o “cuotas de destino” - han sido una herramienta habitual para incrementar los ingresos por habitación sin elevar ostensiblemente las tarifas base. Sin embargo, la creciente presión regulatoria y el cambio en las expectativas de los consumidores están obligando a los hoteleros a replantear su uso.

Hoy, tanto en Estados Unidos como en Europa y Latinoamérica, el debate se centra en la transparencia de precios y en cómo equilibrar la rentabilidad con la confianza del huésped; para los tomadores de decisiones, este escenario representa un desafío: ¿mantener la práctica con ajustes, o eliminarla para anticiparse a posibles sanciones y mejorar la percepción de marca?

El contexto regulatorio: de práctica habitual a riesgo de sanción

La Federal Trade Commission (FTC) de Estados Unidos lleva años alertando sobre el uso de tarifas ocultas en el sector hotelero. A partir de mayo de 2025 entró en vigor una nueva regulación que prohíbe la práctica de "junk fees", incluyendo las resort fees que deben mostrarse claramente y formar parte del precio total visible desde el inicio de la reserva. Esto busca eliminar sorpresas al cliente y aumentar la transparencia en la industria turística.

En América Latina, aunque las normativas aún son incipientes, la tendencia global presiona hacia un estándar común: mostrar siempre el precio total. Este enfoque no solo busca proteger al consumidor, sino también nivelar el terreno competitivo entre canales directos y online travel agencies (OTAs).

Cómo los intermediarios están ajustando sus políticas

La reacción de las plataformas de distribución ha sido clave para entender hacia dónde se dirige el mercado. La política de cada actor frente a los resort fees refleja una combinación de factores regulatorios, de experiencia de usuario y de posicionamiento competitivo.

Booking.com ha sido una de las primeras en adaptar su modelo. Desde 2023, exige que los hoteles incluyan todos los cargos obligatorios (impuestos, tasas o resort fees) en el precio principal mostrado al usuario. Su argumento es claro: la transparencia mejora la conversión y reduce reclamaciones. Los hoteles que no cumplan corren el riesgo de perder visibilidad en el ranking de resultados.

Expedia Group, en cambio, ha optado por un enfoque gradual. Aunque permite mostrar por separado las tarifas adicionales, ha implementado filtros que priorizan en las búsquedas a los hoteles que exhiben precios “todo incluido”. Esto genera un incentivo indirecto: quienes mantienen cargos ocultos aparecen en posiciones menos favorables, afectando su tráfico y sus ventas.

Google Travel también se ha alineado con las regulaciones emergentes. La plataforma ha comenzado a mostrar alertas visuales cuando el precio final difiere significativamente del publicado. En la práctica, esto penaliza a los hoteles que aplican resort fees no transparentes y premia a los que ofrecen precios integrados, especialmente en los resultados locales y de Google Hotel Ads.

Desafíos y dilemas para los hoteleros

Desde la perspectiva de gestión, el fin del resort fee como práctica de cobro oculto no implica necesariamente perder ingresos, sino replantear su comunicación y su estructura de valor.

El primer desafío es tecnológico. Muchos motores de reserva y sistemas de gestión aún no están configurados para integrar de manera automática las tarifas adicionales dentro del precio total mostrado. Los hoteleros deben revisar si sus herramientas permiten cumplir con las exigencias de transparencia sin afectar la precisión contable o la estrategia de precios dinámicos.

El segundo desafío es comercial. Durante años, separar el resort fee servía para mostrar tarifas base más competitivas en las OTAs; sin embargo, ahora esa práctica puede penalizar la visibilidad. Los establecimientos que mantengan cargos ocultos podrían ver reducido su posicionamiento en los canales digitales y aumentar su tasa de cancelación, al no cumplir con las expectativas del huésped.

Por último, está el desafío reputacional; pues en un contexto de mayor supervisión y control, la percepción de falta de honestidad puede dañar la relación con el cliente y con los propios socios de distribución. Las marcas que lideren la transparencia ganarán terreno no solo en términos de confianza, sino también en fidelización.

Claves para la toma de decisiones

Ante este nuevo escenario, los directivos hoteleros deben actuar con una visión proactiva. Algunas acciones recomendadas incluyen:

  • Auditar la estructura de tarifas: identificar qué cargos adicionales se aplican y evaluar su justificación real frente al valor percibido por el huésped.
  • Revisar los contratos con OTAs y canales: garantizar que las condiciones de publicación cumplen con las normativas de transparencia actuales.
  • Actualizar los sistemas de reserva: integrar precios completos desde la búsqueda inicial, evitando discrepancias entre canales.
  • Comunicar el valor, no el cargo: si se mantiene una tarifa adicional, debe presentarse como parte de una experiencia tangible. Por ejemplo, “tarifa de servicios premium”, no como un costo administrativo.
  • Monitorear la competencia: observar cómo se están adaptando los actores del mismo segmento o destino para no quedar fuera del estándar del mercado.

Hacia un modelo de precios transparente y rentable

El debate sobre los resort fees ha dejado de ser una cuestión de política comercial para convertirse en un tema estratégico. Las nuevas reglas del juego apuntan a la transparencia total y a la redefinición del valor percibido por el cliente.

En este entorno, los hoteleros que se anticipen al cambio - ajustando su tecnología, su comunicación y su modelo de ingresos - no solo evitarán sanciones, sino que reforzarán su posición competitiva. La transparencia ya no es una obligación: es una ventaja.

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